FINANZAS

La deuda externa bajo la lupa

Un informe del legislativo sobre el crecimiento de la deuda externa en el país levantó polvo. los analistas coinciden que hubo un alza considerable y surge la duda sobre los destinos de esos dineros.

Aunque la CEPAL destacó el bajo endeudamiento de Bolivia (33 por ciento) con respecto a la región, cuyo promedio fue de un 41 por ciento en 2018 respecto al Producto Interno Bruto (PIB), los analistas coinciden que en los últimos años la deuda externa pública del país presentó un incremento importante.
“Esto resulta curioso (alza de la deuda), considerando que los ingresos fiscales aumentaron significativamente gracias a la renta petrolera”, sostuvo el analista económico y docente de la Universidad Privada de Bolivia (UPSA), Marco Antonio Del Río.
El ritmo de endeudamiento se ha acelerado año tras año, habiendo pasado de 20 millones de dólares el 2006 a 2.533 millones de dólares el 2017, y asciende a 601 millones de dólares -sólo la nueva deuda aprobada en el mes de enero del presente año-, indica el informe emitido por Jimena Costa, Diputada Nacional y Secretaria del Comité de Relaciones Económicas Internacionales durante las legislaturas 2017-2018 y 2018-2019.
No obstante, el subgerente del Centro Boliviano de Estudios Económicos (CAINCO), Pablo Mendieta, apuntó que técnicamente, no se puede comparar lo señalado por Costa, porque se refiere a dos momentos distintos, principalmente porque toma en cuenta “el auge que comenzó en 2004 versus la desaceleración actual. Tampoco no toma en cuenta los destinos de la inversión. Además se debe tomar en cuenta que la escala es distinta en términos del PIB: 8 mil millones en 2006 y 40 mil millones al presente”, destacó.
Por su lado, Luis Marcelo Arce Mosqueira, vicepresidente de Finanzas de AACE Bolivia, basado en datos oficiales del Banco Central de Bolivia (noviembre del 2018), aseguró que la deuda externa asciende a $us 9.945 millones lo que representa un 24,4% del PIB Nominal estimado de alrededor $us 40.821 millones, casi la mitad del límite referencial del 50% que maneja la Comunidad Andina (CAN) y aún menor a otros limites que manejan otros organismos internacionales.
Del Río añadió que hasta 2006, el grueso de la deuda pública externa era con los organismos multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Lo importante de estos organismos es que sus créditos tenían condiciones muy favorables para el país (periodos de gracia, bajas tasas de interés, largos plazos, etc.). “Además se debe recordar que ambos organismos en 2006 decidieron de forma unilateral condonar toda la deuda externa que tenía el país, lo que redujo la deuda boliviana a la mitad. En cambio, desde 2006 el Estado boliviano ha tendido a tomar más créditos de otro organismo como la CAF y el BID, y otros, cuyos créditos no tienen las condiciones tan favorables. O sea, que las condiciones de la deuda externa actual tienen mayor rigidez que las del pasado. Esto, a la larga, y en condiciones de dificultad puede agravar la situación”, sostuvo.
Mendieta apuntó que una deuda, por sí misma, no es mala en la medida que tenga asegurado un retorno adecuado y un flujo de caja consistente, que no genere dificultades. “De hecho, los países más avanzados o desarrollados están altamente endeudados, pero son reconocidos porque tienen capacidad de pago. El principal punto es el destino de la deuda”, resaltó el ejecutivo de Cainco.

¿Y el dinero de los créditos?
Para dar respuesta a esta pregunta, se tiene que tomar en cuenta el aporte de cada proyecto al crecimiento económico y desarrollo social del país y luego hacer la suma respectiva. Ese ejercicio lamentablemente o no se ha hecho, o no es público y no es posible cuantificar el efecto de la deuda al desarrollo de manera general. “Este es el tema más importante puesto que la calidad del endeudamiento dependerá de su destino”, indicó Mendieta.
Del Río coincide y señala que existe poca información del destino que se ha dado a estos recursos, y por lo tanto se hace difícil evaluar si estos recursos están o no contribuyendo a mejorar el potencial productivo del país, o en qué términos están contribuyendo a mejorar las condiciones de vida de la población (en proyectos de infraestructura caminera, de salud o educación, por ejemplo). Pero en todo caso, se constituyen en una carga para el futuro pues son compromisos que el país deberá honrar en el futuro. “Si llegado ese momento, la salud económica del país no es buena, la deuda externa puede convertirse en una seria restricción para la política económica de ese momento”, dijo el docente de la UPSA.
En ese sentido, Arce apuntó que un tema a mejorar sin duda, es la eficiencia de la inversión tanto en instituciones públicas como privadas, la Asociación Americana de Ingeniería de Costos (AACE International) contribuye a mejorar la predictibilidad del desempeño en costos y cronogramas para el ciclo de vida de activos, programas y proyectos, “el capítulo AACE Bolivia pretende apoyar a las instituciones y empresas del país en este contexto”, añadió.
Por su lado, el viceministro de Tesoro y Crédito Público, Sergio Cusicanqui, aseguró que la deuda externa se destina a la inversión en infraestructura caminera, proyectos sociales como ‘Mi Agua’, ‘Mi Riego’, electrificación rural y hospitales, entre otros.

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