
Prehistoria o innovación
La banca de hoy educa –desde sus websites- una de las materias más necesarias para evitar vivir esclavo del dinero: Finanzas Personales, y además, permite “tener el banco en la mano”.
Se estima que la banca tradicional sudamericana está invirtiendo un 20% de su presupuesto en innovación. Si gran parte de ese presupuesto está abocado a la migración digital –situación que ya se torna obligatoria para ser una entidad bancaria competitiva- existe entonces un enfoque cortoplacista del poder de la innovación. Si pensamos en el sentido más llano de la palabra innovar, es decir, es un cambio que introduce novedades y que se refiere a modificar elementos ya existentes con el fin de mejorarlos o renovarlos, aún existe mucho trabajo por hacer. Sin embargo, con la aparición de nuevas tecnologías, pareciera que “la innovación” sólo debería proceder de esa vertiente. Error. Quizás valga la pena recordar aquella miopía del marketing que Theodore Levitt, economista norteamericano y profesor de Harvard, definía que era el fracaso de la administración de una empresa para reconocer el alcance de su negocio, debido a que su estrategia se centra en el producto/servicio y no en el beneficio que busca o percibe el cliente al adquirirlo o recibirlo. Dicho de otra forma, ¿en qué negocio estamos? A mi entender, hace ya muchos años que la banca dejó de ser el modelo de negocios que nos enseñaban en las escuelas o universidades, algo así como el intermediario más calificado para recibir y dar dinero de sus clientes. Hoy la banca es parte del arte del diario vivir. Está metida hasta en la sopa, diría mi abuelita. Gracias a las más simples plataformas digitales, hoy la banca nos ofrece comprar entradas de cine, conciertos, beneficiarnos con descuentos específicos en servicios claves, juntar o acumular puntos tras un premio o incentivo mayor, etc. La banca de hoy educa –desde sus websites- una de las materias más necesarias para evitar vivir esclavo del dinero: Finanzas Personales, y además, permite “tener el banco en la mano” (no olvidemos que el 75 % de la gente que accede a internet por cualquier motivo, lo hace por medio del celular o móvil). Sin embargo presiento que aún faltan varias puntadas para que los bancos se despeguen de la maldición de ser vistos como commodities. Y el camino es la innovación no sólo en procesos y soporte tecnológicos sino en repensar “en qué negocio están”. La futura banca, se lo firmo hoy, tendrá poco de banco y mucho de aliado personal financiero, algo así como un asesor y oficial de crédito que nos acompaña a vivir las 24 horas, los 365 días del año. Gran parte de esa innovación provendrá de conceptos básicos pero importantes como el Cross Selling (venta cruzada), y entender los gustos y necesidades de la generación Millennial, mujeres y hombres que en 7 años más son el 80 % de la fuerza laboral mundial. Y me pregunto, ¿quién no desea hoy a esos potenciales clientes?

Director de Hispanic Synergy Florida Group, USA