Bolivia repunta en exportaciones y baja déficit comercial en 2018
De acuerdo al análisis de las ventas al exterior hasta noviembre del año pasado llegaron a US$8.441 millones, lo que significó un ascenso de US$840 millones respecto a los US$7.601 millones del mismo periodo de 2017.
Bolivia repuntó sus exportaciones con un crecimiento del 11% entre enero y noviembre de 2018 y redujo su déficit comercial en un 34%, en comparación con el mismo periodo de 2017, debido, en gran medida, a la recuperación de la producción y precios internacionales de recursos naturales como el gas y los minerales.
Los resultados están contemplados en el balance del privado Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
De acuerdo al análisis del IBCE, las ventas al exterior hasta noviembre del año pasado llegaron a US$8.441 millones, lo que significó un ascenso de US$840 millones respecto a los US$7.601 millones del mismo periodo de 2017, para un crecimiento del 22%.
Por su parte, el valor importado superó los US$9.000 millones, incrementándose en un 7% en relación al 2017, reflejando una balanza negativa de US$568 millones.
No obstante, el déficit se redujo en un 34% respecto al 2017.
Al respecto, el gerente general del IBCE, Gary Rodríguez, precisó que las ventas externas de hidrocarburos y minerales representaron en 2018 más del 60% del total exportado.
“Este registro demuestra que en 2018 Bolivia repuntó sus ventas externas, pero sigue siendo un país dependiente de la explotación de los recursos naturales, de los productos tradicionales como el gas y los minerales, aunque en el informe del Instituto Nacional de Estadística y del IBCE muestran que los productos manufactureros, también se han recuperado”, dijo.
En este sentido, el presidente de la Cámara de Exportadores de La Paz, Eduardo Bracamonte, dijo el pasado viernes a Xinhua que el aumento de exportaciones del año pasado es señal de que los precios internacionales de los minerales y del West Texas Intermediate se recuperan ayudados por la estabilidad internacional.
De acuerdo con Bracamonte, la mejora de las exportaciones tradicionales en Bolivia se registró porque el sector de los hidrocarburos experimentó un alza en los precios, al igual que los minerales.
“Como sucedió en 2018, en este 2019 se estima que en el gas y minerales seguirán con buenos precios en valor exportado, pero en términos de volúmenes seguimos en la misma cantidad, es decir, que es necesario mejorar la producción”, aseveró.
La nueva coyuntura tiene repercusiones positivas en las arcas del Estado boliviano; no obstante, el experto sugirió que Bolivia debe apuntar a diversificar la economía y no depender de las ventas de las materias primas.
“Es una buena iniciativa la industrialización de los hidrocarburos, el litio y luego el hierro”, apuntó.
En cuanto al déficit acumulado de la balanza comercial, el gerente general del IBCE, aseveró que entre 2015 y 2018 llegó, al menos, a US$3.500 millone.
Para Rodríguez, el panorama de las ventas internacionales experimentó en 2018 una importante recuperación que redujo el déficit comercial a diferencia de los anteriores años cuando el saldo comercial tuvo un promedio negativo de US$1.000 millones.
“El horizonte exportador está mejorando, lo que beneficia a Bolivia por sus efectos multiplicadores desde ingresos a las reservas internacionales, generación de empleo y crecimiento. Seguiremos con déficit comercial el 2018, pero se prevé que se disminuya en cerca del 50%”, aseveró.
No obstante, consideró que la economía de Bolivia depende de la alta volatilidad de los precios del petróleo y los minerales lo que “demuestra que el país es vulnerable a los precios internacionales”.
En este sentido, Rodríguez explicó que la economía nacional depende de los factores externos, debido a una neurálgica “reprimarización” de la economía boliviana, con una ausencia sistemática de una mayor productividad y diversificación de la misma.
Además, recordó que desde el 2015 hasta el 2018 la balanza comercial, consecutivamente ha sido negativa.
Rodríguez, también consideró que esos déficits afectaron a la caída de las Reservas Internacionales Netas que en el 2014, según datos del Banco Central de Bolivia, habían alcanzado su pico más alto, al situarse en US$15.123 millones y en 2018 bordearon los US$9.000 millones.