La institucionalidad pública y privada tiene la responsabilidad y el deber de encarar nuevos desafíos y revertir el impacto socioeconómico que nos deja esta pandemia. La renovación de las finanzas sostenibles en Bolivia es el inicio para grandes cambios en todo el sistema.
Los Principios de Inversión Responsable (PRI) son una iniciativa global que pretende que todos los inversionistas o intermediarios financieros incorporen factores ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) en sus decisiones de otorgar créditos o realizar inversiones. Los PRI Buscan fomentar un sistema financiero global económicamente eficiente y sostenible para la creación de valor a largo plazo que beneficie al medio ambiente y a la sociedad en su conjunto.
Los PRI han sido de gran impacto y han dado lugar a lo que se llaman las “finanzas sostenibles”. Por lo que podemos inferir que un inversionista, ya sea una persona natural o jurídica, se clasificará como “inversionista responsable”, si tiene como estrategia el configurar un portafolio de inversiones con empresas que cumplan con los aspectos sociales, ambientales y de gobierno corporativo necesarios para garantizar el bienestar de las personas.
El objetivo de las inversiones responsables es desarrollar estrategias y enfoques que permitan ganar dinero de manera sostenible. Entendiendo por “sostenible” a toda actividad que logra satisfacer las necesidades de hoy, sin poner en peligro las necesidades de las futuras generaciones, afirmó Jaime Dunn De Avila, analista financiero internacional.
Por su lado, el director de Carrera de Ingeniería Financiera de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno UAGRM, Ruddy Sanguino Suárez, indicó que desde la perspectiva del sistema financiero, el problema del cambio climático es abordado desde el impulso a políticas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en favor del cuidado del ecosistema. La creación de productos verdes y conscientes en la banca se materializa con créditos para vehículos eléctricos e híbridos, por ejemplo.
“Con un alto sentido de compromiso medioambiental con la reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) en Bolivia, Banco Bisa y Banco Fassil crearon créditos vehiculares para obtener autos eléctricos. Estas acciones cobran fuerza gracias al acuerdo de Paris desarrollado en el año 2015 con la presencia de líderes mundiales que se comprometieron para establecer un plan de acción mundial contra el cambio climático”, sostuvo Sanguino.
Dunn coincidió con Sanguino y acotó que el Banco Mercantil Santa Cruz (BMSC) ha diseñado también créditos a Pymes con el objetivo de contribuir al desarrollo sostenible de las empresas y al mismo tiempo reducir el impacto ambiental a través de la promoción de inversiones amigables con el medioambiente.
El BDP SAM el año pasado se embarcó en un proyecto de emitir Bonos Sostenibles que estarán enmarcados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Asimismo, el BDP está a punto de obtener la acreditación al Fondo Verde para el Clima que canalizará recursos para proyectos de mitigación y adaptación al Cambio Climático desde el 2021, dijo Dunn.
El directivo de la UAGRM dijo que dentro de los acuerdos desarrollados en Paris, están el Fondo Verde para el clima (GCF) y el fondo mundial para el Medio Ambiente (GEF) que apuntaban a la transferencia de recursos financieros de países desarrollados hacia países en vías de desarrollo.
Se conoce que el 2020 se tenía un compromiso de contar con $us 100 millones destinados a impulsar y transferir recursos a países de economías emergentes. Entonces se tiene esa tarea pendiente de indagar el mecanismo financiero de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el cambio climático (CMNUCC)2, señaló Sanguino.
INVERSIONES RESPONSABLES
Tal vez uno de los temas más curiosos de colaborar con los principios de sostenibilidad, es que muchos ya lo hacemos de manera natural, aunque nunca hayamos escuchado de los Principios de Inversión Responsable, los ASG o las finanzas sostenibles. Es más, como simples ciudadanos, consumidores o padres de familia, cuando dejamos de fumar, cambiamos los focos antiguos por tecnología led, o en casa separamos la basura reciclable del resto, o cuando dejamos una buena propina en un restaurante o remuneramos a quienes nos colaboran en casa o en la oficina de manera adecuada y justa, o cuando educamos a nuestros hijos con principios de ética y moral socialmente aceptables; ya estamos aplicando un comportamiento sostenible de gran impacto, señaló Dunn.
Con eso queremos decir, que para aplicar principios de sostenibilidad no es necesario ser una empresa como Disney o un fondo como el Nordea Global Climate And Environment Fund, muy conocidos por ser líderes mundiales de la sostenibilidad. Todos podemos hacer lo mismo desde donde estamos, como simples consumidores, ciudadanos o inversionistas, aclaró el experto.
En el ámbito de las finanzas locales en Bolivia, los emisores de oferta pública o las empresas que se prestan de algunos bancos ya deben rendir cuentas previamente sobre las fuentes de trabajo que piensan generar, el impacto medioambiental de sus actividades, los principios de gobernanza corporativa y detalles sus protocolos familiares, por ejemplo. Es decir, de alguna manera ya se les realiza un diagnóstico sobre factores ASG, aunque sea de forma poco obvia, añadió Dunn.
Lo que tal vez en algunos casos esté faltando es simplemente que ese tipo de diagnósticos previos de sostenibilidad, se realicen de una manera más formal. Seguramente, en el futuro cercano, los factores ASG se incorporarán dentro de los requisitos de ser emisor o prestatario como cualquier mero trámite.
Pero mientras tanto, nuestros fondos de inversión y nuestras AFP, por ejemplo, pueden ser determinantes en la implementación de inversiones responsables en el país. “Los que hoy en día estamos en el mercado de capitales local sabemos que para que se realice una emisión de valores de oferta pública, se deben cumplir una cantidad de requisitos regulatorios impuestos por la ley y la Autoridad del Sistema Financiero. Sin embargo, el cumplir al pie de la letra con todo eso, no es garantía de que los inversionistas institucionales compren la emisión. Resulta que, de manera totalmente correcta, las AFP y las administradoras de fondos de inversión, tienen sus propios requisitos adicionales según sus propias estrategias de inversión”, remarcó Dunn.
Es decir, para un emisor el cumplir con lo que la ASFI exige ya no es suficiente. La autorización de emisión de ASFI no es garantía de que los inversionistas vayan a invertir. Es aquí justamente donde las AFP como los inversionistas institucionales más importantes, se vuelven en el “regulador” final de las emisiones. Son quienes, con su decisión de invertir, deciden quien entra o no al mercado de valores.
Ese poder de las AFP es un filtro que puede utilizarse con mayor fuerza para decantar del mercado de capitales a las empresas que no cumplen con principios de sostenibilidad. Una inversión responsable solo puede ir a empresas responsables, concluyó el analista financiero.