Las nuevas tendencias traen aplicaciones, procesos, productos o modelos de negocios en la industria de los servicios financieros, que van más allá de la banca.
Bolivia no se queda atrás, con robochats de inteligencia artificial, la tecnología de reconocimiento dactilar, voz y facial en varias entidades, además de la autenticación biométrica. Eso ha permitido que la proporción de usuarios que en los últimos 12 meses realizaron al menos una transacción en banca por internet suba de 13% en 2015 a 72% en 2018, según datos de ASFI.
Regulatoriamente hubo importantes avances desde la ASFI, que permitió la introducción de las billeteras móviles.
Sin embargo, el analista financiero Jaime Dunn De Avila, indica que el avance es menor de lo que debería ser, por las características fuertes de cultura poco digital, temor al internet y de banca “tradicional” de los bancos, el regulador y los usuarios. Esa trica impide el desarrollo tecnológico a mayor velocidad.
Dunn dijo que se debe tener claro que ya no se trata de banca digital, se trata de “fintech”, una nueva industria financiera que aplica la tecnología para mejorar las actividades financieras. “Fintech son las nuevas aplicaciones, procesos, productos o modelos de negocios en la industria de los servicios financieros, es decir que va más allá de la banca”, añadió a tiempo de indicar que hay entidades financieras que ya son 100% digitales, y que estima que en una década más, “el mejor banco de Bolivia será aquel que no tenga sucursales”.
El experto indicó que también existe el “open banking” en países avanzados, y que no se trata de tener cada banco digitalizando sus servicios, sino todos los bancos en conjunto digitalizan toda la industria y comparten toda la información que se genera en cada uno de ellos. Eso permite tener clasificación de riesgo a nivel de personas, realizar transferencias bancarias usando únicamente el email. La bancarización digital no debe ser de un grupo reducido de bancos, debe ser de todos los bancos juntos como industria, recalcó.
Un estudio del Harvard Business Review indica que Bolivia está mundialmente en un tercer cuadrante que ocupan los países con baja puntuación en sus estados de digitalización, pero que a pesar de ello están evolucionando velozmente. Bolivia se denomina como “país rompiendo la inercia” junto a Colombia y México)
El problema de Bolivia es que el nivel de “bancarización” es alto, pero no así en la “bancarización digital”, es decir la gente tienen cuentas, pero no necesariamente las gestionan por internet. Prefieren ir a los bancos físicamente. Eso es porque existen limitaciones de tipo tecnológico, legal y cultural, además de la falta de información; y desconfianza en la tecnología que traban el desarrollo del comercio electrónico en el país.
Por su lado, Nelson Villalobos, Secretario Ejecutivo de la Asociación Boliviana de Bancos – Asoban, destacó que la banca ha propiciado el desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas a sus productos, incorporándolas como parte de sus servicios, favoreciendo la inclusión financiera a través de la accesibilidad a los sevicios desde distintos canales por Internet, redundando en ahorros y menores costos, comodidad para los usuarios con acceso desde cualquier lugar geográfico, hogares y oficinas, sin necesidad de tener que ir a una agencia bancaria, incorporando mucha seguridad en las transacciones, evitando que el público corra riesgos trasladando sumas en efectivo, dijo Villalobos.
Los usuarios del Sistema Financiero pueden realizar trámites crediticios por medio de plataformas digitales, pueden también realizar el pago de cuotas de créditos o tarjetas de crédito vía Internet, facilitando el cumplimiento oportuno de sus obligaciones. Por su parte, las empresas pueden realizar el pago de planillas de sueldos, pagos a proveedores, entre otros servicios. Los clientes de la banca tienen igualmente acceso a realizar pagos y transferencias de dineros en línea.
No obstante, Dunn dijo que si bien en Bolivia el 67,5% de la población mayor de 14 años navega por internet, lo hacen para chatear con amigos. “Algunos creen que el acceso al internet es solo para eso”.
Estadísticas oficiales muestran que solo el 17% consulta cuentas en internet, el 10% hace transferencias y menos del 9% paga servicios y aunque encuentre algo que se puede pagar por internet, prefiere pagarlo en efectivo.
“En Bolivia avanzamos rápido por parte de las instituciones financieras, pero no así de los usuarios, nuevamente por temas culturales y desconfianza, no usan los servicios. Es increíble pero creo que en Bolivia al ser un país donde hacer colas es un deporte o una distracción, la gente prefiere hacer colas para todo. Para el cine, para el estadio, para el banco para sacar fichas médicas, etc cuando ya para muchas de estas cosas hay acceso a comprar tickets o sacar citas vía electrónica”, apuntó el experto.
Mientras que muchos otros países el uso masivo de celulares y la reducción de los costos asociados a los servicios financieros -como oficinas físicas- hacen que la inclusión financiera general en esos países esté más cerca que nunca, en Bolivia los temas culturales son un problema. Eso se cambia con incentivos concretos en efectivo, en ahorro en “ganar” algo tangible.
El uso de la banca digital para gente en el campo por ejemplo es importante y muy posible siempre tenga acceso a un celular. Es más, aquella persona del campo que nunca conoció a un banco, es más probable de bancarizar digitalmente por la distancia en que vive y al no haber conocido nunca la posibilidad de tener que hacer largas colas en los bancos, asumirá que la banca así funciona, dijo Dunn.
Sin duda, los desafíos son incrementar la cultura digital, conseguir mayor bancarización y mejorar la regulación, señaló el analista.
Por su parte, ASFI debe ser más agresiva en dos aspectos: a) No poner trabas regulatorias y facilitar la migración al 100% digital. Y segundo exigir poniendo plazos a los Bancos a tener altos niveles de bancarización digital. Por el otro lado, los bancos y el Estado deben generar incentivos remunerados a quienes operen atracciones por internet. Solo con incentivos la gente se interesará más en los servicios digitales, sugirió.
La digitalización bancaria es de interés estatal, ya que al incrementar su uso se ponen grandes barreras al lavado de efectivo y a los movimientos realizados para evadir impuestos por ejemplo, remarcó Dunn.
Penetración de la
banca digital
De acuerdo al informe de Asoban, la utilización de los servicios digitales ya llegan a representar más del 50% de las transacciones.
Villalobos indicó que al 31 de diciembre de 2018, el número de cuentas de depósitos del Sistema Financiero alcanzó más de 11 millones (con un crecimiento del 10% en comparación a julio 2017 – 10,3 millones), lo que representa más del 90% de la población. Un gran número de estos usuarios han tenido la oportunidad de acceder a las diversas plataformas tecnológicas que ofrecen los bancos, como son la banca telefónica, transferencias electrónicas, billeteras móviles, uso de cajeros automáticos, terminales de autoconsulta, cajeros automáticos para depósitos y retiros de dinero, entre otros.
Los estudios realizados por la ASFI, en los últimos meses, muestran que los niveles de utilización y satisfacción se han elevado de forma muy relevante, haciéndose así patentes los resultados positivos del esfuerzo que la banca viene realizando para incentivar el manejo de estas plataformas electrónicas. De un 11% de personas encuestadas que señalaron que utilizaban estos servicios (3ra. Encuesta Nacional de Servicios Financieros año 2017, ASFI), se pasó a un 72% que los emplea (“Encuesta Online sobre Servicios de Internet – ASFI”, realizada entre e1 17 de agosto y el 5 de septiembre de 2018), explicó Villalobos.
Cabe resaltar que el resultado de la encuesta muestra que el Índice de Satisfacción de los Servicios de Banca por Internet llegó a 7,80 sobre 10, avalando la calidad de los mismos, indicó el ejecutivo de Asoban.
De acuerdo a la “Encuesta Online sobre Servicios de Internet – ASFI”, ya mencionada, del total de personas que realizaron transacciones financieras mediante Internet en el último año, un 45% hizo transferencia de fondos entre cuentas, un 33% efectuó el pago de servicios y el restante 22% procedió a comprar productos.