La innovación empresarial, la integración productiva efectiva, la internacionalización y el adecuado y suficiente financiamiento son claves para impulsar la reactivación y elevar la productividad de las Pymes.
Las pequeñas y medianas empresas son un sector estratégico, por tanto necesita una política de coordinación de Estado. Es un trabajo conjunto entre Pymes y Estado, lo que no significa exactamente una política asistencialista, porque un empresario debe nadar por sí mismo, no creo en los subsidios, en la atención especializada, dijo Patricia Armendáriz, directora General de Financiera Sutentable de México, en el marco de Conferencia CAF “La nueva economía y el futuro de las Pymes”.
Por su lado, Darwin Velez Soria director Ejecutivo de la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria (Cadepia) coincidió con Armendáriz y señaló que no funcionan los créditos porque son poco accesibles y las tasas de intereses muy altas. “En vez de destinar los recursos para financiamiento o bonos, creo que es mejor invertir en reactivar la inicitiva privada, que el Estado sea un ente mediador y no financiador, por tanto debe tener otro rol”, apuntó a tiempo de indicar que se necesita estimular la iniciativa privada con una reducción de impuestos y la desburocratización de los trámites tributarios.
Antes de la pandemia las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) representaban el 99% del total de compañías, aportaban cerca del 60% del empleo en América Latina, pero sólo una cuarta parte del valor de la producción total de la región; las Mipymes exportadoras representaban solo el 5% del valor de las ventas externas totales, en comparación al 40% en los países desarrollados. Al mismo tiempo, más del 30% reportaban restricciones para acceder a financiamiento.
La crisis derivada de la pandemia del Covid-19 afectó fuertemente a más del 60% de las micro y pequeñas empresas y cerca de un 51% a las medianas, según la encuesta realizada en 121 países por el Centro de Comercio Internacional (ITC por sus siglas en inglés). Por su parte, la Cepal estima que los efectos de la pandemia representarán el cierre de 2,7 millones de empresas en América Latina, la mayoría Mipymes.
Pero la pandemia también trajo consigo la aceleración de la digitalización y está profundizando cambios en otras tendencias globales, como la organización de las cadenas globales de valor y los modelos de negocio típico, que empezaban a aparecer ya antes de la crisis. Esta situación impone grandes retos adicionales a las Pymes de América Latina, como es el caso del capital humano requerido para las nuevas tecnologías en una región con grandes brechas educativas y donde la informalidad y la baja productividad se transmite, como un virus, de empresa en empresa en las pocas sofisticadas cadenas de valor.
“La innovación empresarial, la integración productiva efectiva, la internacionalización y el adecuado y suficiente financiamiento son claves para impulsar la reactivación y elevar la productividad de las pymes. Por ello, CAF -banco de desarrollo de América Latina-, convierte a las Pymes en el eje de la nueva estrategia para apoyar la recuperación de las economías de sus países miembros”, aseguró Jorge Arbache, vicepresidente de Sector Privado de CAF.
Digitalización
El aumento del comercio digital, con su reducción de costos y mayor accesibilidad, es una de las oportunidades para las pequeñas y medianas empresas (Pymes) de América Latina, que han sido aceleradas por cuenta de la transformación digital producida por la pandemia del COVID-19. Este fue uno de los ejemplos abordados en la Conferencia CAF: La nueva economía y el futuro de las Pymes latinoamericanas, que se realizó de manera semipresencial en Ciudad de México con la participación de 34 líderes de la región.