Un mecanismo que ha permitido mejorar la productividad y competitividad de los países son las Zonas Económicas Especiales.
Ya no es suficiente contar con extensos terrenos para la actividad industrial ni sistemas de servicios compartidos que permiten bajar los costos. Para alcanzar mejores resultados de largo plazo y sostenibles es preciso complementar el desarrollo de parques industriales en Santa Cruz y el resto de Bolivia con infraestructura tecnológica, tributaria, logística y por supuesto cercanía a mercados.
Un mecanismo que ha permitido mejorar la productividad y competitividad de las localidades, ciudades y países son las Zonas Económicas Especiales (ZEEs), el mundo, y particularmente Asia Pacífico viene aprovechando este mecanismo hace más de 20 años, creadas con la finalidad ulterior de cambiar el status quo de su oferta productiva.
Las ZEEs son áreas geográficas delimitadas dentro de las fronteras nacionales de un país donde las reglas de los negocios son diferentes, generalmente más libres, que aquellas que prevalecen en el territorio nacional. Estas se diseñaron como una herramienta potente de promoción de exportaciones, inversión y de política industrial. Existen muchos ejemplos exitosos como en China, Panamá, México, Uruguay, entre muchos otros, donde se ha evidenciado una contribución apreciable es el mejoramiento de los niveles de productividad a la par de la integración de la producción local en cadenas de valor regionales y globales.
Para la implementación de las ZEEs y el desarrollo de parques industriales, inclusive, parques científico-tecnológicos y energéticos, deben ser complementadas y articuladas con plataformas logísticas (Puertos y aeropuertos). No obstante, se precisa de mucho esfuerzo público y privado para atraer inversión y Know how productivo. Para ello, también es un prerrequisito firmar acuerdos comerciales, establecer incentivos fiscales agresivos, flexibilidad laboral, marco regulatorio ágil, regímenes aduaneros especiales, programas de apoyo estatal para las industrias de bienes y servicios, acceso a financiamiento asequible que apunten a cimentar un ecosistema favorable para los negocios.
La base social de la implementación de las ZEEs, también contribuirían en disminuir la migración campo ciudad y cerrar las brechas de desarrollo productivo entre municipios, mejorando la calidad de vida de la población generando oportunidades laborales y nuevos emprendimientos, por ejemplo en las poblaciones fronterizas.
En Bolivia, hace un quinquenio emergió desde la sociedad civil y la conjunción de múltiples actores una iniciativa de creación de una Zona Económica Especial de Desarrollo de la Provincia Germán Busch en el Departamento de Santa Cruz. La propuesta comprende la parte técnica, normativa y recoge el estado de situación local, inclusive se cuenta con un borrador de decreto ley, el mismo que duerme en el senado nacional.
La proposición, además de describir las enormes potencialidades productivas de la provincia German Busch y sus posibles impactos socioeconómicos, pone de manifiesto una visión estratégica y transcendental para Bolivia, la salida soberana y digna hacia el Atlántico, con producción, oferta exportable y servicios logísticos para los bolivianos y el mundo.