El país tiene la posibilidad de repuntar su economía siempre y cuando haya una unidad de criterios, una misma Visión, un plan o estrategia de desarrollo conjunto de largo plazo, seguridad jurídica para proteger a la inversión y la libre exportación.
Terminamos un año atípico, un año de incertidumbre, un año que cierra con el menor de los índices de expansión. “Bolivia cerrará el año 2019 con una expansión del 2% en el año, una de las más bajas desde inicios de siglo. Estas previsiones económicas para el cierre de este año tienen dos componentes” dijo el presidente de la Cámara de Industria Comercio y Turismo de Santa Cruz (CAINCO), Fernando Hurtado.
El primero, indicó Hurtado, responde a que la región se encuentra en un momento complicado con una recesión de 0,6% por los malos desempeños de Argentina y Paraguay, además de un comportamiento débil de las otras economías, sin contar con la crisis venezolana que implica un retroceso de 39% este año.
En ese sentido, señaló el directivo la caída de 20% del sector hidrocarburos en Bolivia repercutió en un magro aumento de 3,1% al primer semestre del año, lo cual confirmaba la nueva desaceleración en el país en la primera mitad del año.
El segundo tiene que ver con los efectos económicos de los conflictos políticos y sociales que se experimentaron después de las anuladas elecciones del 20 de octubre. “Calculamos que el costo económico de esta interrupción equivale a $us 1.000 millones, lo cual repercute en el menor dinamismo previsto para el año”, apuntó el ejecutivo.
Este último costo podrá ser considerado como una inversión en la medida que la recuperación del Estado de Derecho y de la democracia se consoliden en instituciones plenas, división de poderes y la conducción de las iniciativas ciudadanas mediante los mecanismos diseñados por la normativa boliviana. De esa forma, el país podrá experimentar un alza del ingreso por habitante de hasta 20% coincidente con los estudios de los académicos James Robinson y Daron Acemoglu al respecto, dijo Hurtado.
Por su lado, el gerente General del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), señaló que definitivamente este año que termina es atípico por muchas razones.
“La principal expectativa de una expansión del producto interno bruto a un nivel del 4.5% que era el pronóstico oficial a inicios de año fue definitivamente imposible de lograr. Hubo factores de carácter externo y también interno, que han impedido una mejor performance a la que ahora se están refiriendo no solamente los organismos internacionales sino también las calificadoras de riesgo e incluso entidades”, sostuvo Rodriguez.
En el plano internacional, dijo Rodriguez, hay que recordar que la disputa comercial entre Estados Unidos y la China han deprimido los precios.
Rodríguez, coincide con Hurtado al señalar que a la depresión de precios hay que sumarle la inestabilidad de algunos países de la región así como Chile, Ecuador, y las recesiones en Argentina y Paraguay, además de la no recuperación del Brasil.
“Las depreciaciones y evaluaciones configuran un panorama extremadamente complejo para el sector externo principalmente en las exportaciones, que hasta el 5 de octubre cayeron un 5% en valor y en volumen”, sostuvo el directivo del IBCE a tiempo de indicar que la menor demanda de gas por parte de Brasil y Argentina ha impactado negativamente sobre el desempeño de las exportaciones.
El ejecutivo del IBCE, apuntó también el país termina con una gestión deficitaria en materia de comercio exterior. “Hemos tenido la dificultad de un año electoral, hay un menor crecimiento porque hay una menor inversión, hay conservadurismo por parte de los agentes económicos y a eso hay que sumar los incendios en varios departamentos que se dieron desde julio, además hay que sumar el paro cívico a nivel nacional, y los conflictos sociales que hasta hace poco estuvieron vigentes”, apuntó Rodríguez a tiempo de indicar que esta es la razón por la cual, a mediados de año, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Intencional y la Cepal decían que no se iba a conseguir el 4,5% de expansión, sino un 3,8% con dados los problemas internos que se suscitaron a partir de julio.
PERSPECTIVAS 2020
De acuerdo a Hurtado, si el rebalanceo macroeconómico está bien diseñado e implementado, podría implicar que paulatinamente el impulso económico se restaure a partir de 2021, de tal forma que el crecimiento suba hasta el potencial de 3,5%. “Incluso, si las reformas efectuadas son más profundas implicaría mayor expansión en los siguientes años en línea con la remoción de las distorsiones microeconómicas y de mejoras a la productividad”, aclaró.
Por su parte, Rodríguez aseguró que el crecimiento dependería de las medidas que se tomen. “Hay una medida en especial que es alentadora: la liberación de las exportaciones los cupos y las prohibiciones, pueden alentar un proceso de inversión”. Pero hay que ser cautelosos, dijo el ejecutivo del IBCE en cuanto al pronóstico 2020, sabiendo que tendremos un nuevo proceso eleccionario, por tanto tendremos prácticamente dos gobiernos en lo que respecta al Ejecutivo y Legislativo, un nuevo gobierno departamental y municipales.
“Esto hace prever un escenario que ameritaría un gran pacto social productivo entre gobiernos, empresarios y trabajadores para tratar de minimizar la incertidumbre y maximizar el potencial que tiene el país para desarrollarse, y si hay algo que Bolivia tiene que hacer es no retroceder en lo que respecta a los avances sociales, pero para eso necesitamos más inversión nacional y extranjera mejores niveles de producción de exportación y mejorar nuestro sector externo, eso pasa por una política de promoción selectiva de exportaciones una política de sustitución competitiva de importaciones” añadió.
ASOBAN: cifras 2019 y perspectivas
El sistema bancario ha mostrado su resiliencia en distintos periodos, cualidad que, sin duda, le ha permitido mantenerse sólido y solvente, fortaleciendo la confianza del público, dijo el Secretario Ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban), Nelson Villalobos.
A noviembre de 2019, las cifras del sistema bancario dan cuenta de la eficiencia de gestión, aunque también denota los retos que en adelante deberá encarar. En ese sentido, en los últimos doce meses, la cartera de créditos creció 7%, en tanto los depósitos registran un crecimiento mínimo (0,4%), equivalentes a $us 1.593 millones y $us 95 millones, respectivamente.
Se evidencia que la cartera ha reducido su ritmo de crecimiento, consistente con el contexto económico y la reducción de flujos para su colocación. El comportamiento de los depósitos se vio afectado en los últimos meses, en un entorno político y social agitado, aunque su reducido crecimiento se observa desde hace tiempo atrás, dijo Villalobos.
En términos de rentabilidad, el indicador ROE (rentabilidad respecto al patrimonio) se sitúa en 12% y se esperaría que finalice la gestión en torno a ese porcentaje, con utilidades algo superiores a las de 2018 y un patrimonio más fortalecido gracias a la reinversión de éstas.
En cuanto a los desafíos pasados, el sistema bancario alcanzó las metas impuestas, que apoyó, a través del crédito, a los sectores regulados. “En adelante, será importante continuar impulsando la inclusión financiera, atendiendo a todos los sectores, favoreciendo así al crecimiento de la economía en su conjunto, lo que además reduce los riesgos de concentración”, señaló el ejecutivo.
También será importante observar la tendencia de la cartera en mora, la que si bien se mantiene con un índice reducido (2,1% a noviembre), denota una tendencia que ha sido manifestada en distintas ocasiones y que debe ser tomada en cuenta en adelante.
Para el sistema bancario es importante continuar aportando al crecimiento económico del país; en este sentido, la banca considera que la manera más adecuada de hacerlo es a través de la sana intermediación financiera, sin fijación de cupos a sectores a precios regulados, menos aún en un contexto en el que las captaciones han sufrido un ajuste cíclico a raíz de la desaceleración de la economía, finalizó.