Se requieren esfuerzos para precautelar la estabilidad externa, fiscal y financiera. Para lograr la reactivación de la economía se debe inyectar recursos para dinamizarla; establecer políticas más agresivas.
En el marco del 197 aniversario de la independencia de Bolivia, representantes del sector empresarial y profesionales evalúan el desempeño económico del país.
En esa línea, para el presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia – CEPB, Luis Fernando Barbery, es indudable que hay un proceso de recuperación, –aunque es lento y desigual–, sustentado en un sistema financiero sólido y estable, la dinámica del sector privado y el aumento de los precios internacionales de los commodities. Algunos indicadores como los ingresos por exportaciones, la balanza comercial y las recaudaciones internas han mejorado respecto al año pasado, pero también hay temas que preocupan como los costos de importación de carburantes, el contrabando sostenido y las reservas internacionales decrecientes, apuntó Barbery.
“Creemos que hay demasiada incertidumbre sobre la política económica para el mediano plazo, y sobre los planes de contingencia para enfrentar una eventual crisis como las que afectan a nuestros países vecinos”, dijo el presidente de la CEPB.
Desde el Centro Boliviano de Estudios Económicos (CEBEC), de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco) señalan que no existe información estadística que pueda dar cuenta de forma integral cómo está la situación de la economía boliviana. La información disponible revela que todavía persiste la contracción originada en la pandemia y sostenida por la falta de medidas contundentes frente a la caída experimentada.
Por ejemplo, el volumen anualizado de comercio exterior permanece en niveles similares a 2018, pese a que su valor superará los registros históricos por el alza de precios de materias primas.
Finalmente, las cifras fiscales a mayo muestran un superávit de 1% del PIB estimado para el año, que revela una baja ejecución del presupuesto de gasto aprobado para el año, puesto que en similar periodo de 2021 se tenía un déficit de 1% del PIB.
Respecto a la parte monetaria, CEBEC – Cainco indica que en los primeros siete meses del año la inflación acumuló 1,6%. Esta cifra se debe, entre otros, a la sobrevaluación de la moneda nacional consistente con un tipo de cambio fijo desde 2011, a la masiva entrada de productos de contrabando y a la debilidad de la absorción por una reactivación lenta.
Por su lado, el presidente del Colegio de Economistas de Bolivia, Jorge Akamine dijo que, según del gobierno central, Bolivia es el país con más estabilidad de precios en Sudamérica.
A junio de 2022 se registra 1,2 % de inflación, la más baja del continente, lo cual, se explica por el tipo de cambio fijo, el subsidio en varios productos de la canasta familiar y el control de los precios. Pero, esto trae consigo problemas mayores, en este sentido, podemos mencionar, de acuerdo al Banco Mundial (BM), la deuda pública boliviana se acerca al 80% del PIB, además, existe aumento del déficit fiscal, es decir que el estado gasta más dinero de lo que recibe, el tipo de cambio fijo resulta ser un desincentivo para los productores nacionales, debido a que los mercados tienden a abaratarse de productos importados, por otro lado, el principal problema monetario tiene que ver con la pérdida de reservas internacionales, y el drenaje de divisas. Para marzo de 2022, el saldo de divisas bajó a $us 1.336 millones.
En la gestión 2022 se espera alcanzar un crecimiento del Producto Interno Bruto real de 5,1%, de acuerdo con declaraciones del gobierno central, sin embargo, organismos internacionales proyectan estimaciones por debajo del 4%, sostuvo Akamine.
Políticas económicas
Si bien Bolivia ha demostrado tener una estabilidad económica en los últimos años, es importante recordar los posibles problemas que pueden surgir en el futuro. Esto debido a la deuda pública, el déficit fiscal, el tipo de cambio fijo y la disminución de las reservas internacionales del Banco Central de Bolivia (BCB), además de los productos que son subsidiados por el gobierno central, dijo Akamine.
El esquema de los subsidios en Bolivia será sostenible solamente en el corto plazo, mientras el país cuente con RIN y acceso a créditos externos, por eso es importante la evaluación oportuna de los productos subvencionados, en especial la de los hidrocarburos, si bien se mantiene desde hace más de 15 años, es poco probable que se mantenga por otro tiempo similar, apuntó el economista.
Por su lado, Barbery dijo la política económica vigente no tiene respuestas para resolver la caída persistente de las reservas internacionales, la falta de generación de empleos dignos y el contrabando. Además que se enfrenta a problemas muy complejos que dificultan su aplicación y que en muchos casos se generan desde el mismo Estado, como el incremento de la conflictividad con su secuela de bloqueos de carreteras; la falta de diálogo entre el gobierno y los sectores productivos y económicos privados; la persistencia de agendas políticas que nos distraen de los temas que interesan a la gente como el empleo y el crecimiento; y las dificultades del sector agropecuario productivo por los efectos climáticos; y los permanentes avasallamientos que están generando condiciones violencia en algunas regiones como el norte del departamento de Santa Cruz, donde debe imponerse la ley.
El CEBEC por su parte, señaló que las políticas económicas deben apuntar a tres objetivos: una asignación eficiente de recursos, promover mejores condiciones sociales y mantener la estabilidad macroeconómica.
Con este marco general, se observa un alto grado de intervención arbitrara en diversos mercados que no necesariamente son la mejor forma de promover los objetivos planteados. Por ejemplo, la política laboral ha sido contraproducente para el empleo formal en empresas, puesto que ha caído en 150 mil puestos desde 2017. O, la fijación de la paridad cambiaria ha contribuido a tener una inflación baja, pero con un alto costo en términos de activos externos, generando dudas sobre su sostenibilidad.
Aporte
El sector privado boliviano es responsable del 62% del PIB a precios corrientes; participamos de la inversión nacional, aproximadamente, con el 40%; damos empleo a un 71% de la población urbana y representamos el 65% de la masa salarial; contribuimos con el 96% de la recaudación tributaria, sin considerar los impuestos que genera YPFB; participamos con el 95% de las exportaciones, sin contar las exportaciones de hidrocarburos.
Las empresas bolivianas, a pesar de las grandes barreras que insiste en colocarle el gobierno y a las crisis externas de la pandemia y la guerra, sostenemos gran parte de la economía de las ciudades y de las poblaciones que carecen de ingresos, y representa los grandes valores del trabajo honesto y sacrificado, el esfuerzo creador, el progreso individual y colectivo, la innovación tecnológica y el impulso emprendedor de los bolivianos, dijo Barbery.
CAINCO representa a 1.500 empresas con un peso de 40% de todo el PIB nacional, convirtiéndola en la asociación empresarial más grande del país. Las empresas están concentradas en industria, comercio, servicios y turismo acorde a su carácter.
De hecho, CAINCO agrupa a más de dos tercios de la industria boliviana, 41% del comercio y 36% de los servicios en el país. Por tanto, las empresas asociadas han sido relevantes para el desarrollo del país en general y de Santa Cruz en particular. “Es importante el apoyo y la participación del gobierno central para lograr la reactivación económica de los sectores”, sostuvo Akamine.