El periodo de gracia para los créditos establecido por el Gobierno debido a la crisis sanitaria, ingresa a la fase de reprogramación o refinanciamiento. Los prestatarios se sienten afectados. El ente regulador debió ser más proactivo.
“Me acogí al diferimiento y al periodo de gracia. Tengo un crédito de vivienda y me quedé sin trabajo cuando empezó la cuarentena rígida el pasado año. El banco reprogramó mi crédito porque demostré que tenía un nuevo empleo, aunque con un sueldo más bajo, un 30% menos. Ahora se alargó por siete años más el periodo de mi crédito y mi cuota disminuyó apenas un 3%”, dijo María Antezana, una prestataria que se siente afectada con la crisis sanitaria y económica.
“Apliqué para el diferimiento durante la cuarentena rígida, pero no para el periodo de gracia, porque percibía ingresos fijos. Pero transfirieron mis cuotas para el final del periodo del pago del préstamo, serán cuotas adicionales. Y la tasa de interés que tenía que pagar el pasado año, las estoy pagando junto con mis cuotas este año. Mi cuota subió de Bs 1.414 a Bs 1.870”, dijo Franco Blacutt.
Sin duda, algunos de los prestatarios que se acogieron al diferimiento y al periodo de gracia, hoy están más complicados que antes. Otros como Rosa Tapia, que aplicó para el diferimiento, optó por pagar el resto de su crédito en amortizaciones, no obstante, dijo que debió pagar Bs 3.000 más por el periodo del diferimiento.
Al respecto, el analista en banca, Walter Morales, señaló que toda reprogramación debía ser pactada entre ambas partes. “Si el prestatario acordó eso, eso se instrumenta”, apuntó a tiempo de indicar que idealmente, las instituciones debían asesorar adecuadamente a los clientes en que escojan las mejores alternativas. “Pero en la práctica es difícil que eso ocurra. Es lo que se conoce como problema de selección adversa por asimetrías de información. Para eso esta también el regulador, que adicionalmente debería revisar todos esos detalles”, remarcó.
Consideró que se debieron normar los incentivos para los prestatarios que sí podían seguir pagando. Además dijo que se debió involucrar más a detalle a la ASFI en la negociación ó información hacia los clientes en las reprogramaciones.
“Desde el punto de vista de las Entidades de Intermediación Financiera (EIF), si hubieran existido recursos que el Gobierno ponía a disposición para las reprogramaciones, se pudieron haber conseguido mejores condiciones para los prestatarios. Pero, como son las propias EIF que están financiando la medida, no existe un claro incentivo en beneficiar al cliente. Cada cuál hace lo que puede”, manifestó.
Cifras
De acuerdo a Nelson Villalobos, Secretario Ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia – ASOBAN, a febrero de 2021 las operaciones reprogramadas alcanzaron a aproximadamente 20.000 por un monto de $us 529 millones.
Al mismo mes, las solicitudes en proceso en el sistema financiero superaron las 340.000, por un monto de más de $us 6.000 millones.
Estas cifras continuarán variando en la medida en que más operaciones en proceso sean reprogramadas y/o refinanciadas, para los cual las entidades bancarias están realizando todas las gestiones requeridas con los clientes caso por caso, indicó el ejecutivo.
Por lo señalado, “también es importante que los prestatarios que no se hayan aproximado a sus entidades lo hagan, de manera que sus solicitudes sean atendidas y se adecúen las condiciones a su nueva situación”, exhortó Villalobos.
Reprogramación
El representante de ASOBAN informó que las entidades bancarias se encuentran realizando todas las gestiones requeridas para facilitar las reprogramaciones de los clientes, en función de la situación particular de cada uno de ellos.
“Para las entidades bancarias es fundamental continuar apoyando a los prestatarios, adecuando un plan de pagos que permita que los clientes continúen con sus actividades”, dijo el directivo.
Con respecto a la póliza del seguro de los créditos, Villalobos explicó que la normativa establece que el pago de los seguros de los créditos serán cancelados de acuerdo a los nuevos planes de pago.
“Es decir, una vez que el cliente cuenta con un nuevo plan, producto de su reprogramación y/o refinanciamiento, las cuotas que tenía pendiente de ser canceladas por el periodo de gracia y periodo de prórroga, son incluidas, otorgando de ese modo una cobertura al cliente en caso de siniestros”, añadió.
Durante el periodo de gracia, más su periodo de prórroga, e incluso durante el periodo de diferimiento de 2020, los prestatarios que se acogieron a estos beneficios, estuvieron exentos de estos pagos; no obstante, al ser parte de sus cuotas diferidas, continúan formando parte de éstas para sus pagos al final del plan de pagos, donde se trasladaron, como establece la normativa.
Las entidades aseguradoras cuentan con disposiciones emitidas por la Autoridad del sector en relación al tratamiento de las cuotas de seguros de créditos para estos periodos.
Un nuevo plan
Asimismo, dijo que las medidas de reprogramación y/o refinanciamiento fueron adoptadas con la finalidad de aliviar por un periodo más prolongado a los clientes que se vieron más afectados y que requieren de un nuevo plan de pagos.
En ese sentido, se constituyen en medidas orientadas a adecuar las posibilidades de pago a las nuevas condiciones, siendo desde ese punto de vista, muy ventajoso para una empresa o familia que se ha visto afectada en su capacidad de pago.
Las cuotas varían siendo menores, ya que en el caso de las reprogramaciones lo que se pretende es aliviar la carga financiera ampliando el plazo, sin incrementar la tasa de interés, ni realizar otro tipo de cobros.
Es muy importante que la población considere que el objetivo de los bancos es otorgar las opciones factibles a sus clientes, ya que en la medida que el cliente se recupere, el banco también lo hace.
“La pandemia es un evento que está afectando a todos los sectores, el sistema bancario no es ajeno, y su principal objetivo en este momento es que los prestatarios cuenten con planes de pago que se adecuen a su situación”, concluyó el Secretario Ejecutivo de ASOBAN.