Los bancos no pueden apoyar su transformación digital en plataformas relacionadas con la nube. Tampoco hay la posibilidad de implementar modelos de negocio bajo modalidad de open banking, opinan los expertos financieros.
En la edición pasada, el Secretario Ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia, Asoban, Nelson Villalobos dijo que el desarrollo tecnológico del sector financiero debe estar acompañado de políticas adecuadas, y se necesita una revisión en la normativa que incentive el crecimiento de forma más dinámica.
Sin duda, la normativa como en otros países de la región está retrasada, no está yendo al ritmo que exige el mercado, dijo al respecto Jorge Velasco, gerente Comercial Nacional del Banco Fortaleza.
Por ejemplo, dijo el ejecutivo, los bancos no pueden apoyar su transformación digital en plataformas relacionadas con la nube. Tampoco hay la posibilidad de implementar modelos de negocio bajo modalidad de open banking.
Es necesario contar con una ley/normativa que posibilite modelos de relación y colaboración con las Fintech, que son startups que día a día están apareciendo, explicó Velasco. Por su lado, el analista financiero Walter Morales, coincidió con Velasco y dijo que en la región, pese a los avances realizados, principalmente impulsados por la emergencia sanitaria, Bolivia se encuentra bastante rezagada en innovación y tecnología.
Esto, tiene varias posibles explicaciones, apuntó Morales; como por ejemplo, la menor madurez de la industria, o la falta de incentivos y mayor competencia para los actores del sector.
La falta de madurez en la industria, guarda íntima conexión con la brecha existente entre las áreas de tecnología y las de negocio, como su falta de alineación con la estrategia corporativa y su adecuada operativización. Lo positivo es que las nuevas tecnologías han propiciado un cambio en la dirección correcta, acortar esa brecha y divorcio.
Los otros factores, como la falta de incentivos y competencia, tienen que ver con políticas públicas que promuevan el acceso de bancos globales y mayor foco en inversión inteligente de los locales. Tampoco todo lo que brilla es oro, aseguró Morales, a tiempo de indicar que existe una especie de responsabilidad compartida entre los actores privados y los Estados para desarrollar toda la potencialidad del sistema financiero.
Pero particularmente, en lo que se refiere a la regulación, “quizás sea su excesiva rigidez y celo concentrados en los detonantes de riesgo en la protección y almacenamiento de datos y buscar que el Core del negocio deba estar on-premise o in-company, contando con su propio Data Center cada EIF. Esto es entendible y es aún tendencia internacional”, apuntó el analista.
Sin embargo, ya se están trabajando esquemas híbridos, buscando lo mejor de ambos mundos, puesto que el negocio financiero a nivel mundial se mueve hacia el open banking, microservicios, integrar venta de soluciones, porque lo que han estado haciendo fundamentalmente en Bolivia es digitalizar medios de pago y servicios de terceros. En cambio, las nuevas iniciativas y la omnicanalidad son más eficientes con servicios en la nube, lo cual depende mucho de aplicativos y casuísticas, con una banca lo suficientemente proactiva para llegar al regulador de forma eficaz, mostrando las ventajas para el consumidor financiero y disminuyendo riesgos.