Como mujer en un rol de liderazgo dentro de ISA Bolivia, ¿cuál ha sido su mayor desafío al equilibrar las responsabilidades laborales con el empoderamiento personal y financiero?
El mayor desafío ha sido y seguirá siendo lograr la integración trabajo-hogar. Estoy convencida que mientras podamos integrar estos dos mundos, nos podremos potenciar como mujeres y como profesionales.
En nuestros hogares administramos presupuestos, tiempos y recursos, y ese conocimiento lo trasladamos a nuestro trabajo.
Es un reto lograr esta integración de nuestra vida de forma intencional y aprovechando el presente en cada una uno de los momentos vividos. Lograr la autonomía financiera nos da confianza, y gracias a la tecnología podemos seguir aprendiendo y mejorando nuestra gestión, tanto en el hogar como en el trabajo. Debemos promover la visibilidad en las mujeres para inspirar a las nuevas generaciones.
¿Puede compartirnos sus anécdotas al participar en congresos, encuentros o reuniones donde la mayoría de los gerentes o líderes son varones?
He vivido situaciones complicadas en congresos donde éramos solo dos mujeres en un grupo de varones, en su mayoría adultos con mucha experiencia técnica. En el sector eléctrico, esto es bastante común. A veces puede resultar intimidante estar en ambientes tan masculinos y con líderes de gran trayectoria, pero una debe enfrentar esos retos con seguridad. Este año, por ejemplo, estuve en un congreso con alrededor de 100 personas, de las cuales solo dos éramos mujeres, lo que refleja la poca equidad en estos espacios.
A pesar de los esfuerzos, como los que hace ISA para incluir más mujeres en su equipo, y es un reto constante lograr que más mujeres entren en carrera, especialmente en el área eléctrica.
A nivel directivo, las mujeres somos una minoría en congresos de alto nivel, especialmente en Bolivia, y es ahí donde debemos estar a la par de nuestros colegas varones. Es fundamental empoderarnos y asumir los desafíos con la misma competencia que cualquiera, sin importar el género. He aprendido mucho de las mujeres líderes que me han mentoreado en ISA, y eso me ha ayudado a enfrentar el hecho de que en Bolivia el 81% del sector eléctrico está masculinizado.
Uno de los aspectos que más me ha ayudado es ver esta situación no como una desventaja, sino como una oportunidad. Al ser mujer, a menudo soy escuchada de manera más atenta. En lugar de intimidarme, he aprendido a aprovechar esa diferencia para destacar, utilizando mis conocimientos, habilidades y un enfoque más práctico y sensible que a veces las mujeres podemos aportar.
¿Cuáles son los mayores obstáculos para lograr una inclusión más equitativa de mujeres en sectores altamente técnicos, como el eléctrico?
Llevo 16 años en este sector, durante este tiempo, he notado algunos cambios, especialmente en cuanto a la inclusión de mujeres en la industria, pero el avance ha sido lento. Aún existe la percepción de que, por ser mujeres, no estamos capacitadas o no contamos con la capacidad física requerida.
En el sector eléctrico, la inclusión de mujeres ha sido impulsada, pero sigue siendo difícil. Por ejemplo, en ISA se promueven iniciativas como la creación de una Escuela de Linieras en Colombia, lo que fue un reto enorme porque desde la sociedad y la educación se asume que las mujeres no pueden realizar trabajos físicamente exigentes, como subir torres de 30 o 40 metros. Cambiar esa mentalidad no es fácil y el trabajo para lograrlo debe comenzar en los hogares, en las universidades y, por supuesto, en las empresas.
¿Qué consejos prácticos le daría a las mujeres que aspiran a roles de liderazgo?
Debemos confiar en nosotras mismas como mujeres. A menudo, el miedo nos impide actuar, pero la clave es transmitir seguridad. La confianza en lo que sabemos hacer y la disposición para aprender continuamente, no solo a través de la universidad, sino también de nuestras experiencias personales y profesionales es fundamental. El conocimiento es poder y nos permite proyectar confianza y seguridad.
El miedo al fracaso es común, pero es necesario verlo como una oportunidad de aprendizaje.
Finalmente, la resiliencia, una cualidad que las mujeres desarrollamos en nuestra vida diaria. Es necesario arriesgarse, “tirarse a la piscina” sin miedo, y confiar en nuestras habilidades. La confianza en nosotras mismas nos permitirá superar los obstáculos, inspirar a otros y mantener el enfoque en nuestros objetivos.
PERFIL
¿Quién es Sonia Jhiam Landívar?
Una mujer fuerte que aprendió a equilibrar las demandas de su vida personal y profesional. La maternidad me dio una valiosa perspectiva, ya que ser madre de dos hijos adolescentes, y esposa, me ha enseñado a gestionar el tiempo y las responsabilidades de manera eficiente. En el ámbito laboral, me considero una apasionada y de carácter directo. Inicié mi trabajo en el área de finanzas, asumí roles de mayor responsabilidad en las áreas de Talento Humano y Sistemas Integrados de Gestión, lo que enriqueció mi visión y capacidad como líder.