SUSCRÍBETE

Suscríbase y reciba Negocios Press en su
puerta, además de acceder a artículos, videos
y más en Negociospress.com.bo

Pedro Cabrera

Pedro Cabrera

Consultor Senior de Marketing y Comunicación

El dilema de las empresas familiares

Si las empresas familiares fueran un deporte, probablemente serían una combinación de ajedrez, maratón y lucha libre. Estas empresas, pilares de muchas economías alrededor del mundo -en especial de la boliviana- tienen la ventaja de unir lo profesional y lo emocional bajo un mismo techo. Pero también enfrentan retos que podrían hacer temblar a los CEO más curtidos. Sobre todo, cuando las nuevas generaciones empiezan a hacerse presentes en la mesa directiva, cargadas de nuevas ideas, tecnología, y obviamente, un amor apasionado por el TikTok que los fundadores nunca entenderán del todo.
Por su origen, las empresas familiares suelen toparse con problemas que, más que organizacionales, son dinámicas propias del hogar:
n La resistencia al cambio: “Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?” dice el abuelo fundador, mientras revisa sus cuentas en una vieja libreta amarilla. Las nuevas generaciones, en cambio, ven la transformación como una necesidad para sobrevivir en un mundo altamente competitivo y volátil.
n Conflictos generacionales: Los Baby Boomers creen en trabajar duro y esperar los resultados; los Millennials y Generación Z prefieren el equilibrio entre vida y trabajo. Estas diferencias de filosofía pueden llevar a reuniones familiares más tensas que una cena de Navidad con temas políticos o futboleros en la mesa.
n Falta de profesionalización: En muchas empresas familiares, los roles no se asignan por mérito sino por lazos sanguíneos. Esto puede llevar a decisiones cuestionables como nombrar a “Pepito” (que acaba de egresar de la universidad), director financiero o gerente de marketing, simplemente porque es el primogénito. Tremendo error de consecuencias catastróficas.
n Estrategias de sucesión mal planeadas: La falta de un plan claro para el relevo generacional puede desencadenar guerras internas dignas de una serie de Netflix.
n Confundir familia con negocio: Las emociones pueden nublar el juicio, dificultando decisiones clave como despedir a un familiar que no está dando la talla.
Ahora bien, otro tema complicado en las empresas familiares es el relevo generacional, el cual no debería ser un campo de batalla. Con las estrategias adecuadas puede convertirse en un proceso fluido y hasta inspirador. Lo ideal es tomar estos puntos, mínimamente, en cuenta:
n Planificación anticipada: No espere a que el abuelo cumpla 90 para decidir quién tomará las riendas. Diseñe un plan de sucesión con al menos cinco años de antelación, identificando posibles candidatos y preparando su formación.
n Profesionalizar la gestión: Introduzca consultores externos o forme un consejo de administración con miembros independientes que puedan ayudar a tomar decisiones más objetivas.
n Capacitación de la nueva generación: Los futuros líderes deben tener una formación adecuada, idealmente con experiencia fuera de la empresa familiar para ganar perspectiva y credibilidad.
n Claridad en los roles: Establezca jerarquías claras y defina qué roles pueden ocupar los miembros de la familia. Sería ideal que las posiciones claves se asignen por competencias y no por parentesco.
n Mantener un balance emocional: Contrate un mediador familiar si es necesario. A veces, una figura neutral puede ayudar a resolver conflictos de manera más efectiva.
Ajustando “estos pernos”, puedo asegurar que una empresa familiar no está destinada a quedar atrapada en el pasado, ni a fallecer gracias a la tal mentada “tercera generación”, y mediante algunas estrategias innovadoras, puede reinventarse y competir con las mejores.
Por eso, si hacemos un balance, las empresas familiares tienen una ventaja inigualable: un fuerte sentido de compromiso y conexión emocional con el negocio. Hay que aprovechar esto mientras se resuelven los conflictos y se planea un futuro sostenible, de forma tal de convertirse en verdaderos gigantes. Con la mezcla adecuada de tradición e innovación, estas dinastías empresariales no solo pueden sobrevivir, sino también prosperar. Porque, como en toda buena familia, el secreto está en mantenerse unidos, aunque a veces haya que negociar cuándo terminará esa reunión de trabajo que, al igual que los almuerzos dominicales familiares, parece nunca acabar…

MÁS LECTURAS OBLIGADAS DE NEGOCIOS PRESS
×

¿Cómo puedo ayudarte?

×