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Pedro Cabrera

Pedro Cabrera

Consultor Senior de Marketing y Comunicación

ÉTICA: NO ES FÚTBOL, COMPADRE

El autor reflexiona sobre la ética laboral y la retención de talentos en un mundo empresarial competitivo.

Por Pedro Cabrera, Consultor Senior de Marketing y Comunicación

Deseo hacerte una pregunta sobre ética laboral? -interrogué a un joven ejecutivo de una multinacional.

  • Por supuesto -respondió.
  • Vamos a suponer que una empresa te capacita durante una década o más, tanto a través de cursos nacionales como internacionales, pagando el 100 % de la capacitación, viajes y traslados. También te permite desarrollar tus talentos en un puesto gerencial clave, por ejemplo el área de ventas y/o distribución. Además, te permite acceder a responsabilidades propias de un líder de equipo, teniendo a más de 30 personas a tu cargo. Sin embargo, un día la competencia más directa de tu empresa (tipo Coca Cola vs. Pepsi), te ofrece el mismo cargo con un mejor salario, un par de beneficios interesantes… y lo piensas. Tu decisión final es abandonar la empresa actual, y como un detalle adicional, te desvinculas en una o dos semanas, así nomás, sin más vueltas. ¿Qué opinas? ¿Está bien? ¿Te parece correcto o ético?
  • Por supuesto que sí. Uno tiene derecho a buscar siempre una mejora personal, sea económica o de beneficios adicionales -contestó con firmeza.
  • Y si la empresa que el ejecutivo abandona… fuera tuya. ¿Qué opinas?
  • Ah, no me gustaría, creo que estaría mal.

Fin de la conversación.

Me apoyaré en una definición que encontré investigando en internet: “Se le llama ética laboral o profesional, a la que hace que cada uno de los trabajadores, encargados, jefes, directores, etc., de cualquier tipo de empresa, logre generar confianza y credibilidad ante los clientes, jefes o subordinados. Sin ella, una empresa pondría en riesgo su estabilidad o incluso su permanencia”. No agregaré más palabras. Dice todo lo que de alguna forma pienso o bien aquello que fue inculcado por mis superiores -de manera tácita o directa- a través de años de experiencia laboral.
Esta historia de desvinculación ocurre diariamente en algún lugar del mundo. El problema -aparentemente- es cuando le ocurre a tu empresa, la cual invirtió tiempo y dinero en formar a alguien en puestos de alto mando o gerenciales. Sé que ya estará pensando que en las últimas dos décadas, en gigantes empresas del exterior, han ocurrido casos similares.
Desvinculaciones con enormes cifras de dinero por delante y detrás, tal como sucede en el ambiente futbolístico. Pero acordemos que esto no es fútbol. Y la migración o pase de un goleador -por citar un ejemplo- de un equipo favorito a otro similar, puede llevar a una reflexión básica que no le quita a nadie el sueño: ¿Qué se lleva el jugador? ¿Una pelota, dos pares de medias, una camiseta sudada y un par de botines? ¿Cuánto y qué se lleva de experiencia de un equipo a otro? ¿O parte a cumplir la promesa de convertir la misma o mayor cantidad de goles que la temporada pasada en su anterior equipo? Y vaya que corre dinero en estas lides. Por supuesto, mucho más que en el campo empresario o corporativo. Y vuelvo a la pregunta: ¿Está bien o es ético? Dejo la respuesta picando como pelota en el área chica, parafraseando el lenguaje del deporte mencionado.
Seguramente, los lectores más duros o extremos dirán: Negocios son negocios. Les recuerdo que la mafia italiana pensaba igual cada vez que “se timbraban” a alguien, inclusive del mismo clan o familia.
Lo que sí me queda claro es que la mentada guerra de mercado, anunciada en numerosos libros de marketing, sí se convirtió en una verdadera guerra donde no se deja prisioneros vivos. Y confieso que como me estoy acostumbrando a observar que la ética y los valores morales se están perdiendo o quedando a la vera del camino -conste que no menciono que apruebo o apoyo esta extinción de razonamiento honesto y coherente- me concentraré en cómo retener talentos. Dicho de otra forma, practicar lo que se llama Administración Preventiva de Recursos, la cual incluye recursos humanos o talentos empresariales.
Entonces, ante la probabilidad de que usted sufra un infarto -simbólicamente- o llore más que María Magdalena ante la posibilidad de que “le roben” un personero clave de su empresa, más vale seguir estos tres consejos preventivos. No son infalibles pero ayudan a disminuir notablemente la deserción de talento, o bien, alejar la tentación de morder la manzana de la desvinculación por oferta externa o decisión propia.

  1. Pese a que en algunos países no tiene validez legal, es conveniente solicitar la firma de un “acuerdo de reserva de información” durante equis cantidad de años, a los ejecutivos principales de la empresa. Si bien, reitero, puede que no tenga un peso legal… quizás les pese en su conciencia.
  2. Ofrecer participación accionaria de la empresa a los talentos actuales y/o promisorios. Otra variante es ofrecer la dirección ejecutiva y porcentaje accionario de una nueva unidad de negocios.
  3. Ofrecer paquete de beneficios referenciales económicos. Por ejemplo: Pago de kínder, colegios y universidades de hijos / Pago de acción de un club / Pago de vacaciones familiares / Compra de automóvil -a ceder- por la compañía / Seguro de salud familiar nacional-internacional.
    Finalmente, ¿qué está mal y qué es lo correcto? Cada quien posee sus propios parámetros, que obviamente, partieron de la educación inicial en sus hogares y colegios primarios, es decir, cuando el cerebro es una bella esponja que absorbe todo. Bueno y malo, lamentablemente.
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