Resulta innegable que estamos con el pie derecho pisando el primer escalón de una crisis económica a nivel país debido a una crisis política. Siempre es igual en nuestros ciclotímicos países tercermundistas, donde la economía está amarrada a los estilos, ideologías, decisiones y otras chifladuras políticas. Quien piense o suponga lo contrario debe estar viviendo en Melmac (planeta ficticio de la serie televisiva ALF).
Desde que tengo uso de razón, cada vez que escuché la palabra CRISIS, la asocié a posibles y/o futuros inconvenientes con dos temas cruciales en la vida de la mayoría de los mortales: Dinero y Empleo. No reflexionaré sobre el primero, pero me interesa mucho lanzar un par de ideas con respecto a la relación complicada entre el empleo y las crisis. Por ejemplo, la reflexión más simple o básica es que cuando la economía se complica, ruedan cabezas… Lamentablemente no las de los mandamases de turno sino de empleados. Sí, dicho coloquialmente, las empresas se achican y despiden personal. Y desde hace mucho tiempo, demasiado, no tener empleo (traduzco: carecer de ingresos), es como atravesar una pasantía en el infierno.
Ahora bien, más allá de los diferentes razonamientos acerca de quiénes se quedan y quiénes se van (llegada la trágica situación de un recorte de empleados), creo que todos debemos cuidar nuestra fuente laboral -en especial si es el sustento económico que nos permite tener una vida digna- y conocer algunos consejos que nos pueden ayudar a evitar que nos decapiten (cabeza y billetera). Por consiguiente, sacando a quienes se quedan disfrutando sus empleos durante las crisis por ser parientes, amantes, chupamedias, fraternos, comparseros, sonsos útiles de alguna que otra cofradía o grandes cuates de chupa y farra de los que dirigen, le sugiero leer con detenimiento los siguientes puntos, que reitero, pueden colaborar a su estabilidad laboral en tiempos en que Roma arde y no exactamente gracias a Nerón tocando la lira. A saber:
- Aceptar nuevas
responsabilidades. - Valer más de lo que a uno le
pagan. - Buscar participación en los
principales proyectos de la
empresa. - Mejorar la productividad personal
(mejorar rendimiento). - Proponer nuevas ideas (en
especial, nuevas fuentes de
ingreso). - Trabajar en equipo, evitar el
egoísmo laboral destructivo. - Estar abierto a nuevas funciones
(producto del impacto de la crisis)
o cargos. - Evitar tomar vacaciones (salvo
que haya obligatoriedad al
respecto). - Mantener una actitud positiva y
transmitirla al resto del personal. - Evitar mostrar en las RR.SS.
(Redes Sociales), una vida privada
frívola. - Evitar formar parte del equipo
de “los-por-si-acaso” (empleados
que ante posibles recortes de
personal, comienza a camarillear
al equipo gerencial o directivo de
la empresa). - Manejar con habilidad el lenguaje
corporal (frente a posibles
problemas, por ejemplo, puede
cambiar nuestro rictus).
Paralelamente, es importante reflexionar acerca del impacto diferente que tiene el perder un empleo de base versus uno de mando medio y/o gerencial. ¿Por qué? Si luego del sacudón de la obligada desvinculación, usted -por ejemplo, un Jefe de Ventas, Gerente de Marketing o Responsable de Producción- visita a empresas ofreciendo sus servicios, seguramente los entrevistadores de Recursos Humanos le harán una pregunta letal: ¿Por qué su anterior empresa no decidió que usted se quedara a enfrentar la crisis? La respuesta ideal: Confieso que no la tengo. Depende de cada situación, y aún así, resulta difícil estructurar una convincente. Por ende, si usted tiene un cargo importante o de responsabilidad, cuídelo más que ninguno.
Finalmente, aunque suene fatídico, siempre resulta conveniente practicar y estudiar nuevos conocimientos frente a una crisis económica que ponga patas pa´rriba el mercado laboral. El COVID nos enseñó esa lección. Gente que perdió su fuente económica de ingresos (empleo), pero rápidamente reaccionó y orientó positivamente su tiempo, esfuerzo y talento a otras actividades que nada tenían que ver con su universo de conocimientos. Y no menos importante: Hoy ganan más dinero que antes. No en vano, Albert Einstein decía: “En medio de la dificultad reside la oportunidad”. Piénselo, aún hay tiempo.